¡Hola, niños grandes del mundo cinéfilo!
Hoy vengo a hablaros de la última de Pixar, que ha vuelto a obrar la magia tras dos años de sequía. Y es que cuando te preguntan qué vas a ver ese día en el cine no puedes decir “una de dibujos animados”. Creo que esa definición en cuanto a Pixar se refiere, no tiene sentido, por muy de animación que sea.
De la mano de estos creadores hemos podido visitar diferentes lugares; desde el mundo marino con ‘Buscando a Nemo’, hasta el espacio con ‘Wall-E’, incluso “hasta el infinito y más allá” con ‘Toy Story’. Hemos sido llevados por extraños medios de transporte, como esa inolvidable casa llevada por globos de ‘Up’. Esta vez no es nada más y nada menos que otro viaje, otra aventura. No vamos muy lejos, nos quedamos muy cerca, muy dentro, pero el viaje que nos ofrece no deja de ser alucinante, hacia lo más profundo de nuestro cerebro, de nuestros sentimientos. En Pixar siempre se han caracterizado por tocarnos los sentimientos, y ahora son ellos quienes toman las riendas de esta historia.
La primera vez que leí el argumento dije… me recuerda a esa serie, que todo biólogo o gente que se dedique a algo relacionado con el cuerpo humano la recuerda con especial cariño, ‘Érase una vez… la vida’, pero en lugar de bacterias y células, los protagonistas son los diferentes estados de ánimo. Y no iba muy desencaminada.
Riley es una niña que tiene que mudarse cuando su padre acepta un nuevo trabajo, del Medio Oeste a San Francisco. Las emociones: Alegría, Tristeza, Asco, Miedo e Ira, guiarán a la pequeña y la intentarán ayudar a adaptarse a su nueva vida. Aunque Alegría, la emoción principal, intenta mantener una actitud positiva, las demás emociones chocan a la hora de decidir cómo actuar en una nueva ciudad, un nuevo hogar y una nueva escuela.
Y es que en Pixar son capaces de explicarte cómo funcionan estas emociones mejor que lo haría un psicólogo, con una cantidad de chascarrillos y escenas emocionantes que no dejarían indiferente ni a la persona más fría. No dejéis que os cuenten nada más. Es más, id a verla en cuanto tengáis ocasión, seguro que no os arrepentís.
Aunque no me quedé hasta el final de los títulos finales, la película está dedicada a los hijos de los creadores de esta historia, con la siguiente frase “No crezcáis. Nunca.” Más que un deseo de que no crezcan, yo creo que lo que le desean a sus críos es que dejen que la Alegría les lleve cuanto más tiempo posible mejor. Yo les aseguro a estas personas, que viendo su obra (me atrevería a calificarla de “maestra”), el timón lo tenía dicha emoción, creando de esta manera un recuerdo esencial, los que hayáis visto la película, sabréis a qué me refiero. Y me despido deseando a Pixar que “no crezca, nunca”, y que nos siga ofreciendo estas películas para niños adultos.
Como viene siendo habitual, os dejo con el trailer:
¡Nos vemos en la próxima ocasión! ¡No dejéis de ver cine, no dejéis de disfrutar!
Me has convencido para ir a verla, Rocío!!
ResponderEliminarLa película es 100% pixar, y te hace reir, emocionarte... SENTIR estar dentro con ellos. Una de las mejores de Pixar sin duda alguna.
ResponderEliminarNo se,no se.
ResponderEliminarOtra de dibujos animados?
Aunque por lo que explicáis es especial.
La veré y OS diré algo.
Saludos.