sábado, 28 de enero de 2017

Crítica: La La Land (2017)

Me complace traeros la crítica de la película de la que todo el mundo habla, y que para nosotras ha sido una espera de más de un año. Sí, os hablo de La Ciudad de las Estrellas: La La Land








Como os comentaba, es la película que está en boca de todos y es que ha sido la primera en conseguir 7 Globos de Oro, todos a los que optaba. Y bate también el récord de 14 nominaciones a los Oscars. Si os preguntáis si nosotras seguimos las modas, en este caso deciros que os felicitábamos el año 2016 con una imágen de dicha película, así que no tenemos la fiebre post premios para ella.

He de advertiros que en este caso, poco habitual en nuestro blog, la crítica posee spoilers desde un inicio, lo siento, pero así os advierto desde aquí a la par que os animo encarecidamente a que disfrutéis de ella en la gran pantalla.


La sinópsis nos dice lo siguiente:

Mia, es una de las muchas aspirantes a actriz que viven en Los Angeles en busca del sueño hollywoodiense, se gana la vida como camarera mientras se presenta a montones de pruebas de casting. Sebastian  es un pianista que vive de las actuaciones de segunda que le salen, y su sueño es regentar su propio club donde rendir tributo al jazz más puro.

El término 'La La Land' significa soñar despiertos y también es el vocablo utilizado para denominar la ciudad de Los Ángeles y concretamente Hollywood, por la gran cantidad de aspirantes a artistas que pueblan la ciudad, así que es el mejor resumen de lo que vamos a ver en pantalla.


Un prodigio de la dirección, con solo 31 años y siendo su tercer film, Damien Chazelle traslada a un Los Angeles anacrónico, donde se mezcla la época dorada del cine con la actualidad. Mia y Sebastian buscan alcanzar sus sueños pero ambos se encuentran sumergidos en la melancolía y el desespero hasta que se encuentran. 


En su anterior film, Whiplash (2014), que también tenía el jazz de fondo, poseía un montaje frenético, en este caso los planos secuencia son largos, unos planos que enmarcan, no solo a los protagonistas con cambios de luces, véase en el momento de la audición de Mia o cuando Seb toca el piano, sino que lo engloban todo, nos hacen partícipes de donde se encuentran nuestros personajes, ya sea en una romántica puesta de sol, en una colina o en mitad de un atasco para entrar en la ciudad de los sueños.

Como referente del cine clásico y de musical en el que se ha basado Chazelle en el proyecto que llevaba esperando mucho tiempo en lograr que se lo produjeran, vemos los colores vivos al más puro estilo West Side Story, sobre todo en el prefacio de la historia donde paran toda un a escena en la que todos los extras saben cantar y bailar, nos recuerda la época dorada e incluso esperamos ver a un joven Travolta al estilo Grease (1978) bajándose de uno de los coches, pero no, es nuestro Ryan ofuscado dentro de un atasco, eso sí, esta vez sin su escorpión de Drive (2011).



Elegir a la pareja Emma Stone y Ryan Gosling era un valor seguro en cuanto a química entre ellos. Ya lo vimos en sus dos películas anteriores juntos, Crazy Stupid Love (2011)y Gangsters Squad (2013) pero podemos estar ante la nueva pareja de cine, dentro de la pantalla claro. Desde luego me cuesta imaginarme este proyecto con los dos actores que harían estos roles inicialmente. Perdonadme si no creo en que Miles Teller y Emma Watson puedan generar la química que vemos con los actuales.



Emma Stone, nuestra protagonista Mia, es una chica que pone cafés dentro de uno de los estudios de cine de Los Angeles mientras que lleva más de 6 años presentándose a castings sin suerte, pero no por ello se rinde, sigue yendo una y otra vez. No se da por vencida y muestra de ello es la enorme Ingrid Bergman como protagonista en la pared de su habitación, todo un referente de lo que quiere llegar a ser.

Stone demuestra con La La Land que ha llegado para quedarse, sí es cierto que en este papel la vemos realizar todo lo que mejor sabe hacer, que se siente cómoda, pero ha tenido que practicar durante más de 4 meses con su compañero todos los pasos de baile, para hacernos partícipes de la magia que se genera entre ambos.

Por otra parte qué decir de Ryan Gosling, lo ves bailar y piensas: "también sabe bailar", no esperéis que sea el nuevo Fred Astaire, tiene sus limitaciones, pero sí, también baila. El canadiense es siempre una caja de sorpresas, se atreve con todo y en esta película le vemos también cantar y tocar el piano. Lo segundo aprendido específicamente para este rol. Desde luego algo muy necesario para hacer creíble su Sebastian, un apasionado del Jazz puro. Un rebelde bucólico que cree que todo es posible.

Aunque lo más llamativo de ellos son esas miradas, miradas que no se dicen nada pero a la vez lo dicen todo, esa química, esa pasión a la vez que admiración que ambos soñadores de procesan tiene como momento cumbre cuando ambos cantan juntos en el piano, una declaración de amor pura sin rozar el pastelismo.

En cuanto al apartado interpretativo pocos personajes vemos más allá de nuestra pareja. En un inicio si, aparecen las amigas de Mia, la hermana de Sebs y su jefe, un JK Simmons como talismán de Chazelle que no deja que en su local se escuche jazz, supongo que se canso de el en Whiplash.
El hecho de que haya tan poco reparto se debe a que, cuando uno se enamora, sobre todo en el inicio, es como si no existiese nada más, de hecho es cuando empiezan a aparecer de nuevo secundarios como John Legend cuando empieza a ser plausible que la relación no funciona como debería.


La banda sonora, compuesta íntegramente por Justin Hurwitz, es el mejor vehículo para esta azul historia. Como comentaba el propio director, fue a raíz del tema principal desde el cual se empezó a forjar todo. 
Las melodías de La La Land son tan melancolías y a la vez llenas de sueños que te hacen pensar que llevan formando parte de la melodía del cine mucho tiempo, pero hacía años que nadie se aventuraba a un musical con canciones nuevas dentro de la meca del cine.
Tanto es así que le ha reportado una candidatura al Óscar a Banda Sonora, así como dos candidaturas a dos de las canciones: City of Star y The Audition (The Fools Who Dream) 
La melodía que une a Mía y Sebs es propia de una canción tocada en el Rick's de Casablanca (1942) una música que pase el tiempo o no siempre unirá a nuestros protagonistas cuando más se necesitan el uno al otro.


Desde luego la película de Michael Curtiz, con Bogart y Bergman, está muy presente en este film, puesto que es el máximo exponente cinematográfico de los amores imposibles, o sino de los imposibles de los complicados. Desde la cafetería de Mia se observa la famosa ventana donde se juran ambos amor eterno, Sebs pregunta si existe en la vida de Mia algún Bogart, sin saber que ese rol está destinado a sí mismo. 
Esta es una película, de un amante del cine clásico para todos los aman el cine, y una muestra de ello es la cantidad de referencias que hay al mismo. No sólo la mencionada Casablanca, sino también Rebelde sin Causa (1955) está muy presente, desde ser la película que ven ambos en la primera cita, pasando por la chaqueta roja que luce Mia en varios castings, hasta que visiten el planetario donde se centra parte de la trama de la misma, haciendo un espectáculo musical de cómo ambos se enamoran y son capaces de bailar en las estrellas.

Algo a aplaudir es que los protagonistas no se enamoren en la primera escena juntos, que se vayan encontrando en diferentes situaciones, ya sea encontrándose en un atasco, o que Mia sienta la atracción de entrar en un garito por una melodia melancólica, pero él pasa de ella. Lo mejor, es que la venganza se sirve fría y una muestra de ello es unos días después como Sebs está tocando en una fiesta en la que ella va como invitada y le pide una canción de lo más denigrante para un pianista como él. Lo más relevante de todo esto es que, poco a poco surge ante los ojos del espectador unos sentimientos que ellos no son conscientes, hasta que sin querer bailan juntos en el acantilado, con una complicidad única y generando magia al estilo de Cantando Bajo La Lluvia (1952)

El montaje es digno de ser admirado, sobre todo fijaros en los planos en la fiesta en la piscina, desde que empiezan a bailar no hay corte alguno, mire hacia donde mire la cámara está todo perfecto. O la secuencia inicial, todos bailando al unísono para recrear el contexto colorido y soñador de lo que vendrá después.

En cuanto a la fotografía comentar los efectos luminosos, ya no sólo como os decía antes cuando se realiza énfasis en un personaje, sino en el pasear de los protagonistas por el acantilado o el posterior paseo de Sebastián por el paseo, con las luces a medio gas luminosas y el atardecer lo más rosa soportable sin llegar al tono pasteloso y cargante.



El guión está cargado de referencias cinematográficas, alguno lo tachara en conjunto bastante previsible, salvo cuando llegamos a la parte final, al invierno dentro de las cuatro estaciones en las que Chazelle nos separa la historia, cinco años después desde que Mia y Sebs se conocen y como si nos trasladará a Un americano en París, nos enseña el amor que pudo haber sido y no fue, con una melodía que ya os digo que ha llegado para quedarse, y con dos protagonistas que se observan después de un tiempo, una mirada melancólica y una sonrisa triste que lo dice todo sin decir nada, demostrando que a veces los silencios lo dicen todo.


Y es que la Chazelle nos quiere dejar como moraleja que a veces para cumplir tus sueños debes dejar atrás cosas que quieres, pero que ese amor no se esfuma, tanto a Mia como a Sebs siempre les quedará ese año en Los Ángeles y esa melodía que estén donde estén les hará palpitar el uno por el otro


La película nos refleja como, junto a la persona correcta, que te apoya pase lo que pase, pueden estar más cerca tus metas y sueños. Aunque como parte más lúgubre de la cinta, no son capaces de conseguir esas metas el uno al lado del otro.



La claqueta cinegética de otorga un 9,5/10

Os dejamos con el trailer como ya es costumbre con el trailer, que como los 128 min de la cinta nos invita a soñar.



Y tal y como sucede con las grandes películas nos despedimos con un THE END en mayúsculas y un fundido en negro deseándoos que sigáis disfrutando del cine.

1 comentario:

  1. El sábado pude por fin ver la película y creo que al principio estaba hasta tensa con tanta expectación... pero pronto me metí en la película, el número inicial que ya vi magistralmente imitado por Jimmy Fallon es espectacular... y luego los dos protagonistas te enamoran desde el primer minuto. Creo que es imposible que nos guste el cine tanto como nos gusta y no ADORAR una película así... me emocionaba con pequeños detalles y referencias. Me cuesta sacarle defectos e incluso la melancolía que destila y de la que tanto se habla me parece genial. Gran y trabajada crítica!

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