Nuestra humilde nave cinéfila aterriza en esta ocasión para
traeros la crítica de la película ‘La llegada (Arrival)’, del director Denis
Villeneuve, que se estrenó el pasado viernes en cines.
Antes de pasar a comentar la película, os dicto la sinopsis:
“Cuando naves extraterrestres comienzan a llegar a la Tierra, los altos mandos militares contratan a una experta lingüista para intentar averiguar si los alienígenas vienen en son de paz o suponen una amenaza.”
Quien me conozca un poco cinéfilamente hablando, sabrá que no
soy una gran amiga de la ciencia-ficción en general, a pesar de que la
cartelera esté plagada de largometrajes de este género, lo mío no son las
batallas intergalácticas ni las pistolas láser. Y preguntaréis… ¿entonces qué
hace una chica como tú viendo una película como esta? Pues la mayoría de los
comentarios que llegaban, primero del Festival de Venecia, y después del
Festival de San Sebastián, donde fue la protagonista de la sesión sorpresa, hablaban de una película que tenía trasfondo. Y entonces
entramos en un subgénero que sí disfruto, y me fascina. He de decir que no me
ha decepcionado en absoluto, incluso cuando iba con las mayores expectativas. Abstéganse pues los que busquen la acción de la ciencia-ficción, porque esta no es su película.
Es una de esas películas que está más interesada que nos
veamos retratados como seres humanos, más que de alardear de digitalizar,
aunque también tiene efectos especiales nada desdeñables, pero no es lo más
importante. El miedo humano a lo que nos es desconocido ha sido tratado en
infinidad de historias, y en muchas de ellas, se ha actuado antes que intentar
comunicarnos con los individuos desconocidos, evidenciando eso de que “la mejor
defensa es un buen ataque”. La protagonista de esta historia, Louise Banks, es
una experimentada lingüista que tratará de hacer lo que muchos no están
dispuestos, y esto es interactuar con estos visitantes, exasperando a veces a
los dirigentes militares, que aspiran a la inmediatez. Las 12 naves
alienígenas, que… ¡sorpresa! ¡no sólo han aterrizado en Estados Unidos!, hacen
que se trate de un conflicto internacional, en el que potencias de todo el
mundo deben comunicarse entre ellos, y llegar a un acuerdo sobre cómo actuar.
La atmósfera de tensión que genera Denis Villeneuve en su
película no es una novedad, ya que la sufrimos también en películas como ‘Sicario’,
de la que os hablamos en su día, o ‘Prisioneros’, que fue la que me hizo
interesarme por el cine del canadiense. En esta ocasión podemos sufrir los
nervios de enfrentarse a lo desconocido, como si estuviéramos en las carnes de
los protagonistas. Amy Adams, que interpreta a la doctora está estupenda, y ya
es hora de que reconozcamos que es una de las actrices más solventes de la
actualidad, una apuesta segura si quieres que tu película tenga credibilidad, y
es que en ningún momento piensas que está ante una pantalla verde. Se encuentra
con su compañero en ‘La gran estafa americana’ Jeremy Renner, el otro eje de la
escena, interpretando a Ian Donnelly, especializado en ciencias matemáticas, con el que
hace una actuación muy notable. Forest Whitaker y Michael Stuhlbarg son los
encargados de encarnar a los altos mandos del ejército estadounidense.
La fotografía está en manos de Bradford Young (‘El año más
violento’, ‘Selma’), y es otra de las bazas importantes en el cine de este
director, y esta vez tampoco decepciona. En los momentos más intimistas de la
cinta parece que nos hayamos trasladado a una película de Terrence Malick. La
música, sólo presente cuando es necesaria, también cumple su cometido, y es que
Jóhann Jóhannsson es capaz de transmitirte a través de sus partituras lo que quiere
en cada momento el director. El guión de Eric Heisserer está basado en una
historia de Ted Chiang, titulada ‘La historia de tu vida’, al que también habrá
que darle méritos, y según tengo entendido no ha sido fácil trasladar a la gran
pantalla. Y es que tanto guionista como director querían que la película fuese
lo más acertada posible, científicamente hablando, consultando para ello con
Christopher Wolfram, así como que tuviesen que crear un idioma empezando desde
cero, idioma que no es parecido a ningún otro conocido (ríete tú del dothraki
de ‘Juego de tronos’).
Con esta película Denis Villeneuve se consolida como un director
al que seguir los pasos, y con esta cinta parece totalmente preparado para
encargarse de ‘Blade Runner 2046’, sin tener ninguna clase de duda de si cumplirá
o no. Si tengo que ponerle alguna pega, diré que el final no era necesario
explicarlo tanto, pero como está acompañado con esas bonitas imágenes, no me
quejo. Estamos ante un film de ciencia ficción de las de antes, de esas que se hacían antes de que la competición por los mejores efectos especiales empezase,
y creasen bonitos envoltorios vacíos. Es ambiciosa, se ha arriesgado con una
historia difícil de trasladar y creo que ha ganado por goleada, el interior de
este envoltorio es muy dulce, y nos lleva a plantearnos diferentes cuestiones
sobre nosotros mismos como especie, en muchas ocasiones, desconocida. En
todo caso, hubo un momento en la película que me sentí feliz de que aún haya
películas que me lleguen como esta lo estaba haciendo, y después de todo, a eso
nos referimos cuando deseamos “momentos de cine” en nuestras despedidas.
La claqueta cinegénica le da: 8,5 / 10
Os dejo con el tráiler:
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