Hola de nuevo.
Hemos tenido la suerte de poder ver en pantalla grande esta
obra maestra de la animación: El Niño y La Bestia.
Una vez más la animación japonesa demuestra que poseen de
las mejores industrias de animación del planeta y este anime es un buen ejemplo
de ello.
La sinopsis dice lo siguiente
Kyuta es un niño solitario que vive en Tokio, y Kumatetsu es
una criatura sobrenatural aislada en un mundo fantástico. Un día, el niño cruza
la frontera al otro mundo y entabla amistad con Kumatetsu, que se convierte en
su amigo y guía espiritual. Este encuentro les llevará a vivir multitud de
aventuras.
Desde el momento en el que se convirtió en la primera
película de animación en Sección Oficial en el festival de San Sebastián supe
que debía tener algo distinto, que no era una casualidad y desde luego no me
equivocaba.
El director Mamoru Hosoda supo desde niño después de ver una
película de Studio Ghibli que se quería dedicar a lo mismo, transmitir lo que
transmitía el maestro Hayao Miyazaki y, pese a que fue rechazado para formar
parte de dichos estudios, no desistió en su empeño y gracias a ello podemos
disfrutar de películas como esta.
Una vez más, Hosoda se ha dedicado a retratar el tedioso
proceso de hacerse mayor y como ya hiciera con otros títulos como La chica que
cambiaba a través del tiempo y Los niños lobo lo realiza de una forma realmente
bella. Ya que no solo vemos como el niño crece físicamente, sino también en madurez
Desde luego se nota que es un proyecto mimado en cada
minuto, de alguien que se postula como el nuevo rey del anime, pero que a la
vez está dispuesto a abrirse al resto del mundo.
Pese a tener un mensaje final bastante obvio, en un
inicio pensamos que solo vamos a ver la lucha de un niño perdido de encontrar
su sitio, ya sea en el mundo humano o en el paralelo de las bestias
antropomórficas,pero no es solo eso sino que poco a poco va entrelazando otros aspectos que la hacen
especial.
Durante la primera parte del largometraje, la complicidad de
Kyuta y Kumatetsu me recordó mucho a Karate Kid, sin dar cera ni pulir cera ni
atrapar moscas con palillos, pero si con ciertos problemas de entendimiento
entre bestia y niño, pero con el mismo mensaje de disciplina y esfuerzo algo
trillado pero nada pesado gracias a la simplicidad compleja visual.
Con el paso de la película, el pequeño Kyuta también crece y maestro y pupilo pasan a ser compañeros de armas, pero al crecer, los cambios en la vida y los problemas también se hacen mayores y ahí empieza la segunda parte de la película y sin duda la más visual. Y en dicho cambio considero que esta la magia.
Cuando Kyuta crece todo se hace más oscuro a la par que más
realista, supongo que por eso mismo nuestro protagonista vuelve al mundo humano
de nuevo, por la necesidad de arreglar cosas de origen para encontrar su lugar.
Quisiera destacar la delicadeza con la que esta retratada
Tokio a la vez que el mundo antropomórfico con colores más cálidos, me reflejó
cierta crítica a las frías y grises ciudades actuales.
Las escenas de acción que acontecen, medidas al detalle
demuestran que los dibujos en 2D siguen teniendo la magia de siempre tanto para
niños como para adultos.
Las alusiones a Moby Dick presentes en esta parte del largo
considero que son de lo más acertadas así como el hecho de que la bestia “maligna
final” no sea visible en las cámaras de seguridad de las ciudades y es que la
magia, así como los sentimientos, en definitiva la profundidad del ser humano,
no se puede reflejar de forma real en un vídeo.
Otro de los aciertos que quiero resaltar es el hecho de que de un inicio veamos solo sombras, imágenes desenfocadas, hace que el espectador se enganche y tenga ese gusanillo de saber más.
Como contrapunto decir que personalmente hubo una parte del largo que se me hizo algo pesada, el final del primer acto pero que es algo asumible gracias a la carga visual.
Ya os he comentado que posee un mensaje obvio pero eso no resta que posea giros narrativos cuanto menos sorprendentes hasta el final.
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